El señor ha escrito un texto olvidable. Llueve afuera. Siempre llueve. Lleva años lloviendo. Tanto tiempo que ya pareciera que no se podría estar sin la presencia constante del agua. El señor abre una botella de vino español. Se sienta en el portal a mirar la lluvia. Busca ideas en las gotas, en su caída, recuerda un texto de Cortázar y desecha la idea de escribir sobre la lluvia. Ya lo hizo él y tan bien. Ya todo está hecho, se dice y entra de nuevo a la casa. Se sienta en el piso frío, se da un trago, no le gusta este vino, no le gusta tener que depender del alcohol para escribir. Es una dependencia horrible. “El alcohol me está matando y aún no escribo nada que valga la pena,” se dice mientras se sirve más vino. Lo sirve lentamente, observa con atención la caída del liquido en la copa. Cierra los ojos. Escucha el sonido que ahora se confunde con la caída de las gotas afuera. Ha empezado a llover dentro.
Es terrible cuando llueve adentro y afuera…¡super buen texto!
Gracias. Es terrible!
Un cierre de altura
Gracias!