Me angustias, Matilde. Voy a escribirte un verso. Uno solo. Te lo prometo. Buscaré las palabras precisas, Matilde. Matiné, antojo, epidermis, dicotomía. Seré dicotómico, sintáctico, epidérmico: explicaré las miles maneras de disecar un cuerno. Sabrás entender mis palabras, Matilde, y dirás que yo soy el hombre, ese hombre. Te desnudarás, Matilde, como siempre y te sentarás en el piso frío, fumarás un cigarro y humedecerás la loza con tu sexo. Yo tomaré una foto y me iré al cuarto oscuro a revelarla. Tú te quedarás ahí toda la noche, fumando, pensando en sabe Dios qué cosas, diciendo que yo soy el hombre, ¡el hombre!, tu epidérmico hombre, piel de angustia, escribidor de versos de la dicotomía: yo escribiré entonces una décima y la colocaré debajo de tu sexo para que absorba tu humedad. Tomaré otra foto y regresaré al cuarto oscuro. Tú seguirás ahí, tirada, llena de luz.
Comments
Gracias, eso me gusta. 🙂
Enigmático, abierto a múltiples posibilidades, gracias
;.)
Matilde, que clase de posicion mas incomoda!..para fumar, para mojar el piso…es angustiante! Jeje, una broma. Me encanta como la historia y la foto se retroalimentan. Otro abrazo
La literatura admite todas esas rarezas que en la vida diaria serían muy incómodas! O será que la literatura nos lleva a imaginar el futuro, a acelerarlo? No sé. Sólo sé que escribir es lo único que me alimenta en estos días. Otro abrazo. 🙂
Adoré esta entrada!!!! Más q esta entrada adoré tu blog!!!!!! Un gustazo tremendo haberte descubierto hoy!!! A mi escribir tb me alimenta el alma, y si creo como usted q la literatura nos lleva a imaginar el futuro, a inventrnos historias, espejismos, apariciones… a sentir. Enhorabuena!!!!