Hoy me he levantado organizando y limpiando la oficina. No es algo que hago a menudo, lo confieso. Por meses se van acumulando el desorden y el polvo, se va creando un caos que finalmente termina por agobiarme. No he hecho una limpieza profunda, ese deep cleaning que te recomiendan los dentistas a veces. No, esta ha sido la fase inicial de una próxima limpieza (está por venir, siempre está por venir) que definitivamente acabará con el reguero imperante en el espacio donde leo, donde edito los videos y donde he escrito la mayoría de mis poemas e historias. Ahora, después de esta limpieza de hoy, hay menos polvo pero hay polvo, hay menos libros regados por doquier pero hay libros regados por doquier, siento menos agobio pero siento agobio. Sé que un día haré esa limpieza definitiva, final, profunda y todo volverá al orden casi matemático donde cada cosa está en su lugar preciso. Mientras tanto, sigo creando en medio de tanto desorden.