Vamos de parque en parque buscando y hallando, poniendo en práctica la densidad de nuestra ligereza. Empleamos una teoría asimétrica para describir ciertas formas contenidas en la geometría de los parques. Nuestro centro es lateral y nuestra lateralidad, centrista. Y no se confundan, que los confundidos somos nosotros. Una vez hallamos un gato subido en un árbol y estuvimos casi todo el día observándolo y no entendimos nada. Y es que hay formas que no logramos entender o describir por muy asimétricos que seamos. Esa noche nos fuimos todos a casa frustrados y no pudimos conciliar el sueño. Nos pasamos la noche revisando los archivos de nuestros estudios para tratar de hallarle una explicación a aquella imagen (toda forma es una imagen pero no toda imagen es una forma: investigue usted como lo hemos hecho nosotros el teorema de Rimbaud sobre los círculos persistentes y comprenderá por qué la imagen se resiste a ser una forma). Regresamos el día siguiente bien temprano pero ya el gato no estaba ahí. En su lugar encontramos el eco de su forma, un ruido agudo, e intentamos desmenuzarlo: pero los ecos son partículas efímeras de modo que la descripción terminó frustrándonos más ya que estaba compuesta de sílabas inconexas e impronunciables, un verdadero acertijo incluso para nosotros que hemos estudiado tantos teoremas y somos totalmente asimétricos. Nos dimos entonces por vencidos y regresamos a casa para tratar de dormir en paz pero nos fue imposible porque un gato se pasó toda la noche dando unos alaridos muy extraños.
Comments
Fascinante
Gracias!
Exquisita historia, esa mezcla de ciencia, naturaleza y formas, imagenes y un gato, me fascina. Tienes la version al ingles?
Gracias, Irma. No pero la puedo traducir. 🙂