El cartero no me dejó la carta hoy. Tampoco ayer. O la semana pasada. La he estado esperando desde hace más de cinco años. Soy un hombre paciente. Eso de esperar se me da muy bien. Espero en este caso una carta muy especial. De modo que mi paciencia debe serlo también. Y lo ha sido. El señor que vive al lado me ha tocado a la puerta. Lo hace todos los días. Parece que quiere pedirme algo. Lo ignoro. Nunca le abro. No quiero que nada me distraiga. Vigilo al cartero, no vaya a ser que ponga mi carta, la carta, en el buzón equivocado. Un error mínimo, de un día, pudiera tener consecuencias imprevisibles. He comprado maní tostado. Me ayuda a concentrarme. Miro a través de la ventana. Unos niños juegan, pero nada me distrae. Ni los ruidos de la vida ni sus silencios. Un día ha de llegar esa carta. No permitiré que el cartero se equivoque. Vuelven a tocar a la puerta. Es mi vecino. Me enseña una carta dirigida a mí. Me dice que la dejaron en su buzón hace cinco años. Le cierro la puerta en pleno rostro y sigo mirando por la ventana no vaya a ser que el cartero regrese.
It’s time for a new “Los relatos de Maurice Sparks”. Volumen 2, claro.
Gracias!
Esa no era tu carta! La tuya el cartero la va a poner en cualquier momento en tu buzon. Si haces cafe, guardale un tinguaro. Vaya, pa ver si lo endulzas y no se equivoca mas 😉
Inteligente comentario, como siempre! 🙂
Hola! Alguien de mi grupo de Facebook nos compartio esta pagina para que
la vieramos y me ha gustado mucho. Un blog fantastico y un diseño fabuloso.
Un saludo.
Muchas gracias, Pedro! Saludos!