Una mañana, cuando el hombre se levantó a buscar agua en el pozo, se encontró con que alguien había cortado la cuerda. Imposibilitado de llegar al agua, decidió lanzarse al pozo. Ahí permaneció durante mucho tiempo, rodeado del agua que necesitaba y feliz con la poca luz que se filtraba desde lo más alto. Un día alguien ató una nueva cuerda y el hombre pudo finalmente salir. A la mañana siguiente regresó al pozo como de costumbre y se encontró con que la cuerda seguía allí pero ya no quedaba agua en el pozo.
La utilidad vino a arruinarle su pozo. Suele pasar. Un abrazo. Se extrañaban tis historias. Que no se repita la ausencia eh? 🙂
Es que a veces la utilidad no sirve para nada. Yo también las extrañaba. 🙂