Un ave extraña cruje: se quiebra
su voz como un río ante la cascada.
Voces las voces que preceden
su canto sin rumbo,
ave que vuela en círculos,
horadando oquedades,
luces como un grito.
Hombre viajando desnudo,
abrigando intrépidas fantasías:
su hora, el sueño,
ahí habita sin pretensiones,
alucinado, impreciso,
tocado por una luz incierta,
anunciando con sonidos
las displicencias.
Muy bueno tambien Abrazo
Gracias, Ena. Un beso. 🙂