ERNESTO G.
Un ave extraña cruje
Un ave extraña cruje: se quiebra
su voz como un río ante la cascada.
Voces las voces que preceden
su canto sin rumbo,
ave que vuela en círculos,
horadando oquedades,
luces como un grito.
Hombre viajando desnudo,
abrigando intrépidas fantasías:
su hora, el sueño,
ahí habita sin pretensiones,
alucinado, impreciso,
tocado por una luz incierta,
anunciando con sonidos
las displicencias.
Bárbaro el roce de la navaja
Bárbaro el roce de la navaja,
metamorfosis predecible:
sangrar hasta ver los fuegos,
el alba aquí, en tus brazos.
Fundar ciudades fantasmas,
naves que van y vienen,
ciclo del árbol, nutrido,
nutriente, lacerante
equilibrio, voz y eco y Dios:
ecología de la apocalipsis,
credo más allá del dogma,
Caín cayendo hacia la nada.
Vida
Sobre qué sombras qué,
nada más, nada menos.
Decir y dar–luz y arena.
Abrir olas como libros,
infinitos versos infinitos.
Sobre qué luz qué…
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