El señor no pudo contenerse y saltó hacia el diminuto parque de ansiedades. María, cuenta hasta tres, María cuenta hasta tres y sueña que eres la grama de un estadio de béisbol. La grama, María, la grama. Es de suponer que suceda algo así en este sitio, pensó el señor y fue a sentarse a una esquina desde donde podía observar los extraños sucesos. Se mantuvo sentado por un buen tiempo hasta que lo empujaron hacia el centro del parque y le tocó a él desdoblarse en un sinsentido, pero no supo qué hacer y abrió los brazos y los ojos y se puso a girar. Alguien dijo es un tiovivo y él pensó que se burlaban y giró con más fuerza. Alguien dijo ah es un ventilador y él se molestó aún más. Y se puso entonces a girar con todo y de repente se volvió invisible. Cuando cayó desfallecido, alguien dijo ah el pobre, no sabe ser feliz.
Archive for April, 2016
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La señora mayor va de compras. Ya no maneja, ha perdido la visión, además, esta ciudad es de locos y hay que estar alertas en el tráfico. Toma un taxi, como de costumbre. El chófer le da los buenos días y le pregunta por Róger, su perro ciego. Ella sonríe y le dice que habrá perdido la vista pero no el estómago, que come mucho. El taxista responde: “Al mercado entonces.” Ella asiente y se acomoda en el asiento trasero un minuto antes de que el camión de la basura arremeta contra el taxi y lo reduzca a una masa amarilla de escombros.