Entonces vino Sartre camuflajeado de Camus: esto es un absurdo, gritó alguien. Es el fin del existencialismo, gritó otro. Es la náusea, dijo un tercero, es la náusea. Entre todos le arrebataron la máscara y al verse descubierto, Sartre les dijo: “Hoy mamá ha muerto”.