El sábado pasado, en camino al “eye doctor” (un detalle irrelevante pero que incluyo para que no me acusen de minimalista) , me encuentro con un “garage sale” a dos cuadras de la casa (la distancia: otro detalle sin importancia). Como estoy medio apurado, compro solamente un par de discos de vinil y le digo al señor que los está vendiendo, “bueno, regreso el próximo sábado por más”. “Imposible”, responde el hombre. “En la ciudad de Miami solamente te permiten hacer dos garage sales al año”. “Eso no tiene sentido”, le respondo. “Tenemos que hablar con los comisionados”. El hombre sonríe y me da su tarjeta: “Usted me llama cuando quiera comprar más discos”.
Entonces me despido y le prometo que lo voy a llamar pronto. Antes de seguir rumbo al “eye doctor”, paso por el “dry-cleaners”, costumbre mía de todos los sábados (otro detalle insignificante). En el dry-cleaners me encuentro con el alcalde de Miami, Tomás Regalado, que al parecer tiene la misma costumbre de ir a este sitio los sábados por la mañana (detalle sin importancia). “What a coincidence, mister mayor. I have a question. Why does the city of Miami only allow two garage sales per year?”. “That’s not always the case. We have certain exceptions.”, me responde. “Thank you very much, sir.” Le digo y entro a recoger mis camisas.
Después leo en la prensa que el alcalde ese mismo día inauguró, junto al líder de esta secta, un templo de Cienciología en Coconut Grove (otro detalle sin importancia).