Margarito, el sapo gritón, nos cuenta sobre su vida pasada mientras tomamos el refresco oscuro con azúcar verde que nos sirven todos los días a las diez de la mañana. Yo era grande y pintoresco, ahora soy gris y salto para mí mismo ante el espejo. Antes saltaba para el mundo y hablaba con entusiasmo y todos me miraban sin entender, pero enternecidos. Ahora estoy aquí, gritando (no hallo otra manera de hablar), mientras ustedes hacen como si me escucharan y beben ese líquido que nos adormece a todos.
Margarito sigue hablando, pero ya nadie escucha. Nos hemos quedado muy quietos observando las botellas de refresco vacías mientras esperamos que pasen las horas y las rellenen una vez más, como todos los días, a las diez de la mañana.