El hombre abrió la ventana y vio la lluvia. “Es algo natural”, dijo, y luego vio el viento. ¿Lo vio o lo escuchó? Entonces sus ojos cayeron en sus manos y los lanzó afuera, a fundirse con la lluvia.
“Palpo las gotas y escucho”, dijo. Luego dejó caer sus orejas y las imaginó flotando en la corriente. “Ya no llueve”, dijo el hombre, mientras el agua cubría todo su cuerpo. Al sentir que se ahogaba, dijo: “finalmente ha dejado de llover”.