El concepto conduce al error, vive dentro de él, lo parasita. Una ciudad es un concepto tangible, concreto. Miami es un error. Un error conceptual, es decir, una redundancia. Rodeado de agua, un castillo flota en su resistencia medieval, pero al cerrarse al mundo exterior sin quererlo se expone a él, se inunda. Viajemos en el tiempo. Veamos el castillo, lo que lo rodea es parte de él. Quienes viven fuera viven dentro. Vivir dentro es estar fuera, es ahogarse en la tierra que rodea al castillo. De Miami, dilo todo y di más, pero nunca será suficiente; sin embargo, no debe uno dejar que esta limitación delimite, no debe uno dejar que sea agua que rodea al castillo. Por ende, uno anda. Miami es un error; y error es la sabia; y rectificar es crear nuevos errores. Reciclar el error es un concepto, una multiplicidad de errores. Sustancial es la sabia que los alimenta: el hecho es un dicho y el dicho es un hecho: hacer es la peor manera de decir, es decir, es la manifestación del error, es decir, el error hecho realidad.