Archive for the ‘calistenia’ Category

El concepto y el error

Posted: March 20, 2022 in calistenia

El concepto conduce al error, vive dentro de él, lo parasita. Una ciudad es un concepto tangible, concreto. Miami es un error. Un error conceptual, es decir, una redundancia. Rodeado de agua, un castillo flota en su resistencia medieval, pero al cerrarse al mundo exterior sin quererlo se expone a él, se inunda. Viajemos en el tiempo. Veamos el castillo, lo que lo rodea es parte de él. Quienes viven fuera viven dentro. Vivir dentro es estar fuera, es ahogarse en la tierra que rodea al castillo. De Miami, dilo todo y di más, pero nunca será suficiente; sin embargo, no debe uno dejar que esta limitación delimite, no debe uno dejar que sea agua que rodea al castillo. Por ende, uno anda. Miami es un error; y error es la sabia; y rectificar es crear nuevos errores. Reciclar el error es un concepto, una multiplicidad de errores. Sustancial es la sabia que los alimenta: el hecho es un dicho y el dicho es un hecho: hacer es la peor manera de decir, es decir, es la manifestación del error, es decir, el error hecho realidad.

LA LUZ QUE EN TUS OJOS ARDE

Posted: March 20, 2021 in calistenia

LA LUZ QUE EN TUS OJOS ARDE
Me levanto temprano. Hago café sin azúcar. Me lo tomo. Abro las persianas. Entra la luz. Hay fresco. Es un día soleado. Voy al librero en busca de inspiración para escribir. Tomo un libro al azar. Lo abro. Jacob’s Room de Virginia Wolf. Empiezo a leer el prólogo. Miro a mi alrededor. La luz entra por todas las ventanas. Me distraigo. Retomo la lectura. Hablan sobre el estilo asociativo de la novela. Detengo la lectura. Escucho el sonido de un avión. Los aviones regresan. Intento escribir. Tanta luz me lo impide.

LOS TRES PESCADORES

Posted: October 25, 2020 in calistenia, corto, cortos

Es domingo en las tristes orejas de mi burro alcohólico, dijo Martín cuando en sus manos cayó una gota de lluvia y al mirar al cielo notó la extraña forma de unas nubes grises que se movían rápidamente. Siguió caminando hasta llegar a su destino: una cabaña que había construido en un claro cerca del río. Desde ahí podía escuchar las voces de los tres pescadores y la algarabía que formaban cada vez que uno de ellos pescaba algo. Venían desde muy lejos cada domingo, desde la ciudad enorme situada miles de kilómetros al sur, parqueaban sus carros cerca del río y desmontaban sus kayaks de pesca.   Con ellos, siempre traían suficiente alcohol para hacer sus jornadas de pesca una aventura emocionante. Por lo menos, eso decían a menudo. Martín los escuchaba frecuentemente hablar de sus deseos de escapar de sus vidas aburridas y monótonas y decir que solo se sentían vivos allí, en aquel río donde tomaban alcohol a sus anchas y de vez en cuando pescaban algún que otro salmón.

A eso de las seis de la tarde Martín escuchó el primer disparo seguido por insultos políticos. Uno de los hombres tenía una pistola en la mano y le apuntaba a otro que sangraba, pero no dejaba de gritarle al que le había disparado. Martín entró de nuevo a la cabaña a buscar su rifle y entonces sonó el segundo disparo. Cuando salió, Martin vio que el tercer hombre le había disparado al que tenía la pistola en su mano. Mientras corría hacia el río con su rifle, Martin vio como el tercer hombre introducía el barril de su pistola en la boca y se daba un balazo. Al llegar finalmente al río, Martín vio los tres cadáveres, cada uno en sus kayaks de pesca rodeados de salmones recién pescados y aún con vida.

LA CERVEZA Y LA LITERATURA

Posted: October 24, 2020 in calistenia, Notas

La cerveza alemana es sutil, no te anuncia a gritos que es cerveza, lo sabes con cada sorbo, pero no piensas en ello conscientemente. Te sabes en presencia de algo que es lo que es y ya. Sin embargo, he notado que algunas cervezas artesanales te gritan con insistencia en busca de atención: viste qué sabor tan interesante, qué original, hazme caso, dime que te gusta, soy cerveza, dime que lo soy, dímelo, hazme caso, por favor.

Lo mismo se pudiera decir de ciertos autores. Unos son cervezas alemanas y otros son cervezas artesanales.

BertoltLeyendo una reseña sobre el poemario más reciente de Gustavo Pérez Firmat, “Viejo Verde”, descubro que Bertolt Brecht había escrito un libro de cuentos breves titulado “Las historias de Mr. Keuner”. Ni corto ni perezoso (aunque me han acusado de ser ambas cosas: corto por lo de breve, aclaro, que después hablan cosas malas las malas lenguas), busco el libro en la internet. Primero busqué el PDF gratis para poder leerlo en el Kindle, una obsesión mía reciente, pero eso es harina de otro costal. Al no encontrarlo, busqué en Amazon, es decir, ese universo donde está todo, incluso Dios, y ahí encontré el libro. Cuando llega el ejemplar, me doy cuenta que había pertenecido a la biblioteca de una universidad de New York, St. John Fisher College, que según tengo entendido es un liberal arts college. Mordido por la curiosidad, busco el catálogo de la biblioteca de St. John Fisher College y en efecto ya no tienen el libro. Abrumado por un coraje de madre (y una clase de cargo de conciencia), me pregunto qué hubiera hecho el señor Brecht ante tal dilema. Entonces abro el libro y me encuentro lo siguiente: “Quien posee el conocimiento no debe luchar o decir la verdad…Quien posee el conocimiento tiene una solo virtud: la del conocimiento”. Entonces ni corto ni perezoso, le arranco la etiqueta que marca al libro y lo identifica como propiedad del St. John Fisher College y me pongo a leerlo.

EUTEVIA

Posted: January 4, 2019 in calistenia

Anoche soné con una palabra que no está en el diccionario. Eutevia, que supuestamente significa saber algo sin saber que se sabe, es decir, un conocimiento inconsciente o algo así. Esta mañana busqué en Google y lo único que me salió fue una señora mayor que vive en Pensacola y que se llama así. La única explicación que encuentro a este sueño tan raro (y a otros que he tenido esta semana) es que desde hace unos días estoy tomando leche de soya. La soya es saludable para el cuerpo pero dañina para el cerebro.

ESCRIBIR

Posted: December 22, 2018 in calistenia

Podemos escribir sobre cualquier cosa, pero escribir es seleccionar, fijar la vista en lo significante, buscar esencias en lo insignificante, jugar con el lenguaje, adorar sus ritmos, endiosar sus diabluras, eternizar lo efímero, efimerizar lo eterno (neologismo necesario). Abro una puerta y más allá del perfil de un rostro desconocido, encuentro una historia. He estado silente. He callado hasta el dolor. Pero no hay manera de olvidar mi canto, ni el silencio puede apagar (extinguir) sus ecos. He mirado sin paz la paz de los sepulcros. He sepultado la voz pero no el impulso. Es hora de ser segundo en lo primero. Elegantemente me reincorporo.

ESCRIBIR SOBRE LO QUE SE DESCONOCE

Posted: October 6, 2018 in calistenia

Nos dicen a menudo los que saben de estos menesteres que solo debiéramos escribir sobre lo que conocemos bien. Es algo que parece lógico y tiene sentido con bastante frecuencia como para parecer una verdad sólida e irrebatible. Pero también parece razonable la fascinación de escribir sobre lo que se desconoce, abrir a través de la escritura las puertas hacia lo desconocido, explorar ciertos universos mediante esos extraños símbolos formados por fonemas y grafemas y que enlazamos a través de la sintaxis, mecanismos lingüísticos en fin que nos conducen a algún sitio en el que no habíamos estado antes (llegar es conocer aunque superficialmente). La ignorancia como vehículo de conocimiento.

GÉNESIS

Posted: September 2, 2017 in calistenia, Uncategorized

En la presencia de dios, el caos, la multiplicidad de vocablos aún sin cosas que nombrar, un coro silente de fuegos fatuos: el primer verso, un camino, dilema del caminante que se revuelve en el fango primicio. Génesis ante los ojos indigentes del que mira sin ver más allá de sus disyuntivas básicas, definitorias. La primera noche, el primer fuego, el primer refugio, la primera fe. El hombre descubre que ha descubierto un mundo que no conoce, que no ha de conocer.

EL ACOSO DE LA COSA

Posted: July 23, 2017 in calistenia

Vacío experimental del acoso ambientalista. El Director, con saco y bombín, apunta las incongruencias, paso número uno para llegar al cien, pero no se confundan, el cerco está cerca y nadie quedará a salvo de la salva, mucho menos de la pólvora, sobre todo de la pólvora. El acueducto presidencial se ajusta el cuello de la botella mientras los colores se derriten hasta convertirse en formas carnavalescas, tigres con ojos de búhos orgánicos, saltadores en satín y otras joyas del universo multisilvestre de la es-época-de-elipsis.

Mientras tanto, en la ciudad, un cocuyo alumbra sus focos con paneles solares.