Regresamos al Thyssen después de un almuerzo sustancioso y barato en un restaurante del Mercado de la Paz y una caminata por el Retiro, que incluyó una pequeña siesta de Chienfa en un banco del parque. Aquí, en las Terrazas del Thyssen, nos sentamos a beber algo (Chienfa un vermouth y yo un tinto) y a leer un rato antes de entrar al museo por segunda vez hoy. Ella lee a Bohumil Habral y yo a Abdelá Taia, un autor marroquí francés que no conocía y que descubrí aquí en Madrid. Leo su novela “La vida lenta” mientras disfruto la acelerada lentitud de estas vacaciones y pienso en lo interesante que sería escribir una novela inspirada en el tema de Bad Bunny, “Titi me preguntó”, que se titule ”Las preguntas de Titi” y en la que cada capítulo sea una pregunta distinta. Sería como crear un nuevo género: el novetón. No sé si será el vino o el jamón, pero aquí se me han ocurrido ideas muy raras. Debo regresar pronto a Miami.
