Archive for the ‘Uncategorized’ Category

Al salir hoy en la bicicleta me lo encontré en una casa del barrio podando matas. Le dije que si podía hacer lo mismo con una cerca de clusias que necesita poda en mi casa. “Tome mi número y envíeme la dirección que yo paso por allá más tarde”.

Cuando llega a mi casa, me dice: ”Esto hay que podarlo con machete pa que quede bien”. Entonces procede a darme una lección de cómo usar el machete para evitar cortarse una pierna. “Se lo digo pa que usted sepa no más cómo se hace”.

Le echa un vistazo a la cerca de clusias, que está bien tupida y mide unos 80 pies de largo, y me dice: “Por esto le cobro 30 dólares. Y si quiere que me lleve la basura, con unos diez dólares más tiene”.

Lo miro y le digo: “Yo le voy a pagar 80”.

Me dice: “Gracias. Mi nombre es Dante. Pa servirle”.

En menos de quince minutos él y su mujer han terminado el trabajo. Me despido, les pago y les doy dos botellas de agua.

“Hace un calor infernal en Miami”, me dice al subirse a su camioneta.

CUENTO DE HADAS EN LA PEQUEÑA HABANA

Tendría unos 28 años. Era delgado, alto, casi cadavérico. Llevaba puesta una caperuza roja. Caminaba encorvado hacia adelante, como si su intención fuera entrar con la cabeza primero y ganar una carrera imaginaria. Llevaba un palo de madera en ambas manos. Se detuvo en la esquina al ver un globo de cumpleaños que rodaba por la calle arrastrado por la brisa de la mañana. Golpeó el globo con los dos palos al unísono con la intención de explotarlo, lo que logró al tercer intento. Al verme, me gritó desde lejos: “Si ve al lobo feroz dígale que fui yo el que explotó el globo”. Y desapareció.

DESYERBAR ES UN EJERCICIO ZEN

Posted: February 28, 2021 in Uncategorized
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DESYERBAR ES UN EJERCICIO ZEN
Desyerbar el jardín es un ejercicio zen. Algunos prefieren evitar estas tendencias asiáticas latentes en todos nosotros y aplican el remedio occidental: veneno con las hierbas malas. Mi problema es que todo lo cuestiono y me pregunto qué hay de malo en arrancarlas con las manos, acercarse a la tierra adonde iremos a parar después de parir. ¿Es pecado desear las carnes de tu mujer?, pregunta un vegano recién iniciado en el veganismo. Estos recién llegados y sus malas costumbres, es decir, sus dudas que son nada más que deudas. Yo respiro y respondo, guio sin salirme del guion o del guiñol. Sigo desyerbando, rodilla en tierra, absorbiendo la energía de las plantas, plantado en mi jardín como Cándido, nada de la cultura occidental u oriental me es ajeno. Hoy comeré del jardín. Mañana lo alimentaré.

Pertenezco a un club de veganos anónimos y nos reunimos todos los viernes por Zoom ahora que hay cuarentena. Tomamos zumo de limo mientras conversamos animadamente por Zoom. Mayormente compartimos recetas y hablamos de nuestras amargas experiencias con los que aún son carnívoros ya que son gente muy agresiva y poco tolerante de la que tenemos que protegernos, por eso utilizamos seudónimos y nos cuidamos mucho sobre todo en Facebook donde si cuelgas una simple foto de tu almuerzo y no incluye un animal muerto, el que podrías terminar muerto eres tú. Utilizamos ciertas estratagemas para despistar a los carnívoros. Colgamos fotos de lo que parece ser manjares de carne. En realidad, no lo son. Son simulaciones de carne que compramos en una tienda online que se especializa en este tipo de props para veganos. A veces posamos en lugares salvajes como el Palacio de los Jugos y sonreímos alegres a la cámara mientras supuestamente nos sirven un plato de arroz, frijoles negros, bistec y papitas fritas. Pero lo que no saben es que tenemos una vegana infiltrada en el restaurante que se presta para la foto y hace como si nos sirviera esas asquerosas comidas. A veces animamos a los miembros del club que viven con carnívoros y son víctimas de la sorna agresiva de estos seres inferiores. Pero no todos son momentos tristes. Hay momentos muy excitantes como cuando alguien descubre algún vegetal exótico y describe su sabor. Las descripciones son muy precisas porque los veganos desarrollamos el paladar incluso mucho más que los catadores de vino. A veces también hablamos de política porque nos interesa mucho tratar de infiltrar una gran cantidad de veganos en las más altas esferas del poder para que así podamos seguir empujando nuestra agenda a favor de un mundo más civilizado donde los animales no sean parte de la dieta humana. Pero actuamos en silencio porque en silencio ha tenido que ser debido a la agresividad de los carnívoros y porque evitamos que salgan a la luz nuestros deseos de ser sombra.

BertoltLeyendo una reseña sobre el poemario más reciente de Gustavo Pérez Firmat, “Viejo Verde”, descubro que Bertolt Brecht había escrito un libro de cuentos breves titulado “Las historias de Mr. Keuner”. Ni corto ni perezoso (aunque me han acusado de ser ambas cosas: corto por lo de breve, aclaro, que después hablan cosas malas las malas lenguas), busco el libro en la internet. Primero busqué el PDF gratis para poder leerlo en el Kindle, una obsesión mía reciente, pero eso es harina de otro costal. Al no encontrarlo, busqué en Amazon, es decir, ese universo donde está todo, incluso Dios, y ahí encontré el libro. Cuando llega el ejemplar, me doy cuenta que había pertenecido a la biblioteca de una universidad de New York, St. John Fisher College, que según tengo entendido es un liberal arts college. Mordido por la curiosidad, busco el catálogo de la biblioteca de St. John Fisher College y en efecto ya no tienen el libro. Abrumado por un coraje de madre (y una clase de cargo de conciencia), me pregunto qué hubiera hecho el señor Brecht ante tal dilema. Entonces abro el libro y me encuentro lo siguiente: “Quien posee el conocimiento no debe luchar o decir la verdad…Quien posee el conocimiento tiene una solo virtud: la del conocimiento”. Entonces ni corto ni perezoso, le arranco la etiqueta que marca al libro y lo identifica como propiedad del St. John Fisher College y me pongo a leerlo.

En la mano derecha, dos papas. En la izquierda, una lata de sopa. Se aproxima a la cajera y empieza a hablarle. Es alto, más bien delgado, canoso, pudiera tener unos ochenta años, pero habla rápido, con mucha energía. La cajera lo escucha mientras escanea sus dos productos. Él le alcanza su tarjeta de sellos de alimentos y le dice que tendrá quizás unos 8 dólares ahí, que eso debe alcanzar. Luego levanta la voz y dice:  “Mi primera patria en este país fue Hialeah. Mi segunda, la Pequeña Habana. Este país me salvo la vida. Yo la verdad es que ya estoy muy viejo y nada me apura. Mejor que lleguen otros primero. Total, si ya no hay nada para mí”.

HISTORIAS EN LA BASURA

Posted: March 10, 2018 in Crónicas, Uncategorized

Esta mañana, al botar la basura, me encuentro una nota adherida a la entrada del vertedero del edificio. La recojo y leo en ella lo siguiente: “Sofía, rubia, alta, pelo corto, apartamento 405, número de teléfono: 305-XXX-XXXX”. Entonces pienso en las historias posibles que hay en este pedazo de papel abandonado ahora en la basura. ¿Acaso quien lo escribió también abandonó toda esperanza de salir con Sofia? ¿O estuvo con ella y terminó mal el asunto, por eso ahora desecha sus datos? ¿O fue acaso una equivocación que haya dejado la nota aquí? Con estas ideas en la cabeza lanzo el papel a la tenebrosidad del conducto de la basura. Al caer es como si desaparecieran todas las historias.

EL DUEÑO DE LA LICORERÍA

Posted: January 3, 2018 in corto, cortos, Uncategorized

Ya no puedo tomar, me lo ha prohibido el médico, voy al Jackson, no tengo seguro, ahí pago una miseria y me atienden, los amigos piensan que este negocio deja mucho y no es cierto, apenas gano para pagar la renta, duermo en el cuarto de atrás, tengo espacio para una cama y un baño, nunca cocino, le compro comida a Zenaida, la señora que le da de comer al homeless de la esquina, es un alma de dios, ella, no el homeless, ese es un desvergonzado que se pone a orinar delante de todo el mundo, dice unas frases incoherentes que yo no entiendo, el asunto es que aquí la clientela es muy pobre y no compra mucho, ayer mismo vino un señor mayor con unas orejas enormes que hablaba muy alto y me compró una botella de whiskey del más barato, andaba con un hombre más joven que se mantuvo callado todo el tiempo, el asunto es que se sentaron allá afuera en el piso a hablar mierda, de libros y esas cosas, y esos son mis clientes, gente que gana apenas para comer y de vez en cuando darse un trago, y hablar mierda, eso sí, para eso tienen el uno, hay uno ahí que le dicen el bicicleta porque siempre anda en pedales, el tipo compra aguardiente y habla con una voz ronca de esas que te molestan y te dan ganas de mandarlo a callar, pero no me puedo fajar con los pocos clientes que tengo, me iba mejor cuando tenía el supermercado, era pequeño, es cierto, pero hacía buena plata porque era lo único que había por esa zona, después hicieron un supermercado Walmart y tuve que cerrar el mío, con esos precios no hay quien compita, claro, es el capitalismo, yo no me quejo, a mí me gusta así aunque me jodan porque va y un día me toca a mí joder, yo sigo soñando con ser dueño de una cadena de supermercados como Publix donde comprar es un placer y tumbar a Walmart ese, que se mete en todos lados y acaba, hoy quisiera emborracharme y sentarme allá afuera con todos esos borrachos y hablar tanta mierda como ellos porque llevo días sin dormir, preocupado por lo bajas que están las ventas este mes, lo más probable es que no me alcance para el alquiler, pero no importa, yo tengo un dinerito guardado ahí para eventualidades, bueno, en realidad lo tenía guardado para ir a Honduras a casarme, tengo una novia por allá, nos conocimos aquí pero la deportaron hace un año y yo prometí que iría a buscarla, casarnos primero, claro, y después traerla para acá, a ella y a sus dos hijos pequeños, ahí sí voy a tener que trabajar duro para alimentar tantas bocas, pero oiga, va y me pongo de suerte y el negocio levanta y abro un supermercado y acabo con el Walmart ese que jode a todo el mundo.

Hoy, mientras Chienfa y yo estábamos sentados muy tranquilos comiendo ostras en un restaurante de la Calle Ocho, notamos cierta conmoción a un par de pasos de nuestra mesa, que a propósito estaba afuera, en la acera. Observamos a una pareja de turistas asiáticos moviéndose de un lado a otro y mirando para arriba. Al principio no entendíamos muy bien qué había sucedido hasta que notamos que el hombre tenía mierda de pájaro en los espejuelos, la camisa y el short. Enseguida le ofrecí mi servilleta de tela para que se limpiara. La mujer lo ayudaba pero se reía a la vez. Yo miré al hombre y le dije: “Welcome to Little Havana.” No sé si hablaba inglés o no pero el tipo me miró con cara de pocos amigos. Por si o por no agregué: “What just happened to you is considered good luck in our culture.” La mujer no paraba de reírse.

EN LA BARBERÍA DEL BARRIO

Posted: December 18, 2017 in Crónicas, Uncategorized

El barbero le explica a su cliente, que al parecer acaba de llegar a los Estados Unidos, ciertas cuestiones financieras. “Aquí en este país no se puede comprar cosas con mucho cash sin que te llamen al IRS. Los bancos son bien pesados también. Te apareces con 50 mil dólares en un dealer a comprar un carro y vas directo pa la cárcel”.

Le explica cómo los reggaetoneros boricuas lavan el dinero. “Viajan en grupos y cada uno lleva menos de diez mil dólares consigo, que es la suma máxima con la que se puede viajar. Te recomiendo que abras una cuenta de banco y guardes tu dinero ahí. No hagas como los regaeetoneros que terminan todos en la cárcel por tramposos.

Cuando vayas de tragos ve caminando. Porque si te cogen borracho en el timón, te meten un DIU de esos y puedes ir hasta preso. Hoy yo voy al bar de las putas y voy a pie. Ahora, no me preguntes dónde está porque esta información es confidencial. Yo no quiero juego con mis putas”.